Nos llegan noticias desde Zacatecas en las que se nos informa que la nueva delegada del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a nivel estatal, la respetada Sandra Durán Vázquez, ha asumido sus responsabilidades con una determinación encomiable. Parece que Durán Vázquez ha llegado con la espada desenvainada, dispuesta a implementar una serie de cambios, estableciendo nuevas reglas y procedimientos.
Estas modificaciones que se están considerando traerán consigo un impacto significativo no solo en su personal, sino también en los derechohabientes. En particular, el personal de la organización tendrá que enfrentar el desafío de adaptarse a estas nuevas directrices, lo que podría requerir un esfuerzo adicional y una actualización de habilidades. En el otro extremo, los derechohabientes, quienes son el corazón de nuestra institución, podrían experimentar modificaciones en la forma en que reciben sus servicios. Esto podría implicar cambios en los procedimientos, horarios o incluso la manera en que interactúan con el personal. Es esencial garantizar que estos cambios se manejen con la máxima delicadeza para minimizar cualquier interrupción potencial en la prestación de servicios.
Ahora empresarios huachicolean agua
Desde la soleada Baja California, nos llegan noticias de que el gobierno del morenista Jaime Bonilla ha lanzado una nueva y sorprendente acusación. La Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana, en un intento por desenmascarar irregularidades, ha acusado a algunos miembros prominentes del sector empresarial de practicar el huachicoleo del agua – un acto grave y con profundas implicaciones.
Fue el propio titular de la paraestatal, Rigoberto Laborín, quien hizo pública esta acusación. Según Laborín, durante una revisión exhaustiva de los procesos y sistemas, descubrieron que personal interno de la comisión manipuló medidores de agua en beneficio de ciertas empresas.
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Esta manipulación permitió a las empresas pagar considerablemente menos de lo que verdaderamente consumían, resultando en pérdidas significativas.
Pero la historia no termina ahí. Laborín reveló que hay firmas que van un paso más allá. Estas empresas, en un esfuerzo por maximizar ganancias y minimizar costos, invierten en sistemas para conectarse ilegalmente a las tuberías principales y robar agua directamente, ¡practicando literalmente huachicoleo de agua!
Este problema, nos informan, no es menor. Si se toma en cuenta que este robo se traduce en un 5% de los 4.5 millones de metros cúbicos que la ciudad consume, se puede empezar a entender la magnitud de la situación y por qué es de vital importancia abordarla de manera inmediata.
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